Una historia corriente
Estaba tan
emocionado que se metió un lapicero por el culo, a mi no me miréis, yo sólo escribo
lo que se me ocurre. Sigo, pues eso, la experiencia, curiosa, provenía de un
acto espontáneo, que por el gesto no se volvería a repetir, fruto de una
situación de lo más emocionante como decía antes. Creo que era él su mayor
admirador o por lo menos eso es lo que él pensaba. Él se llamaba Federico, Fede
para los amigos, de la provincia de Teruel, más concretamente de Santa Eulalia,
esto le importaba una mierda a casi todos, entre los que me incluyo, y Fede lo
sabía también. Fede sabía de todo, pero un huevo, y por eso saco algo más que
"progresaadecuadamentes" en la escuela cuando fuera que fuese. Dotado
de un físico difícil o como decían sus amigos "qué feo es el cabrón",
salió adelante fuera de su tierra, sin ir más lejos, en las calles de Madrid,
mejor dicho, en las obras de la M-30 donde consiguió su primer curro. Allí
alternaba su trabajo, concediendo y negando paso a los vehículos según fuese
necesario, con pequeños bolos en los que hacía playbacks de sus artistas
favoritos durante los descansos de las largas jornadas de trabajo. Poco a poco
sus imitaciones y playbacks fueron cobrando protagonismo en su vida diaria
hasta que llegó el momento de que era conocido por ellas en toda la M-30 y
alguna que otra salida hacía la M-40 y la carretera de Cuenca. Dentro de su
repertorio comenzó a destacar sobre todas, una imitación de Spiderman para la
que incluso se había confeccionado el mismo un traje durante sus noches de
insomnio madrileño. Qué increíble era su vida, si le vieran los de Santa
Eulalia, que dirían ahora, ¿eh?, eso se decía él para sus adentros. Aunque a
veces lo decía en alto sin darse cuenta, como murmurando para sí y con el traje
autoconfeccionado de Spiderman puesto, en fin, qué personaje.
Todo
esto fue creciendo, como crece un crío que te pegas dos meses sin verlo y
después dices pero cuánto ha crecido, bueno pues así, más o menos, y su fama
pronto trascendería nuestras fronteras. Tanto, que todo esto llegó a los
mismísimos oídos de Spiderman. Que con sus oídos de araña, hay que decírselo
todo de cerca y muy alto, pero cuando el mejor amigo de Peter Parker le contó
la historia de Fede, no dudo en ir a conocerlo a Madrid.
Así
es como Fede llegó hasta la puerta del NH de Alcalá, donde se había citado con
su mayor ídolo desde hace años, un par por lo menos.
Después de la
espontánea pero poco agradable experiencia rectal se decidió entrar al hall del
hotel. Allí se había citado con Spiderman aunque no lo veía. Al alzar su vista
se fijó que el arácnido personaje estaba pegado al techo, como no, pensó para
sí, un momento, no, lo había dicho otra vez en alto.
Peter
Parker se coscó de que estaba Fede en el hall y bajó de un salto, era muy ágil.
Y allí estuvieron hablando horas. Fede se tomó varios zumos de frutas y “Spidi”
un par de jarras de cerveza, ¡jódelo!. Después de contarse de todo los dos se
dieron la mano y cada uno siguió su camino. Fede salió del hotel siendo el
hombre más feliz del mundo. Y Spider vete tú a saber, con la vida que lleva
ese, esto habrá sido de lo más normal. Sólo le quedó a Fede un pesar, qué pena
no hablar inglés.
Y
ahí tenéis una historia más para que suméis a las tantas que os regalo con todo
mi cariño y desde mi habitación del siquiátrico del Carmen. Os dejo que viene
la enfermera con las pastillas.
Besos
Comments
Me ha encantado. No entiendo cómo no han contado contigo de guionista en La Hora Chanante, menuda historia para que la dirigiera el Vigalondo, como "Gremlins 3".
Desaprovechao, que estás desaprovechao...
pasate por las mias... alexandrariera88@hotmail.com pero ahí no estan todas...
Releo esta frase y de la risa se me sale el sandwich de pollo por la nariz. Eres muy grande.
Actualiza, por favor.