Las hermanas chow

Eran tres, Xing, Lau y Ran, en orden de edad, un año las separaba, las más bellas mujeres que la ribera este del rio Tao hubiera visto nacer. Pero esa no era cualidad suficiente para que fueran tan respetadas. Las hermanas Chow eran conocidas sobre todo por su manera de preparar los calamares de rio salvajes tan típicos del lugar. Para todo aquel que haya elaborado unos calamares de este tipo tiene claro que la clave será como darles muerte, ya que cualquier error en la ejecución del animal será fatídica y su carne se convertiría en venenosa. Por eso, y por su suculento sabor, se convertían en manjares, que el gran Tao regalaba a unos pocos. Por supuesto hubo muchos que lo intentaron y que no consiguieron más que un segundo, quizá menos, de ese sabor indescriptible antes de que las neurotoxinas le paralizaran por completo y después le condujeran a la muerte. Las hermanas Chow, muy unidas desde pequeñas, pronto quedaron huerfanas debido a una mala preparación de estos cefalópodos el día en que su madre regalaba este plato a su marido por su aniversario de amor. Esto las dejó solas en el mundo y sin nadie que las cuidara y diera de comer. Xing, que era la mayor, permaneció de cuclillas, llorando rabiosa y reprochando al rio lo sucedido. Detrás, muertas de frío y hambre, las dos hermanas se abrazaban sollozando. Después de la segunda noche, Ran dejó a su hermana mediana y se acerco a Xing. Lentamente se situó detrás y la abrazó. Xing miraba absorta el agua cristalina. Ran le susurro al oido "tengo hambre" y Xing con la rapidez del rayo metió la mano en el agua y la sacó con el calamar más grande que habían visto. Sus tentáculos intentaban desembarazarse de la presión de la mano de Xing pero era imposible, lo tenía bien cogido. Ran asustada dio un paso atrás mientras Xing examinaba ese ser que había matado a sus padres. Entonces se giró y miró a sus dos hermanas muertas de frio y hambrientas. En ese momento recordó como su madre le explico como había que rajar la tripa del animal y antes de que muriera arrancarle el corazón que era el que en última instancia repartía el veneno por todas las células de su cuerpo. Xing miró a su alrededor y no encontró nada que le pudiera servir. Observó de nuevo la panza de ese extraño ser y de una dentellada, quizá impulsada por el odio, le arrancó el corazón mucho antes de que muriera. Creo que hasta el calamar aun tuvo tiempo de echar un ultimo vistazo a su ejecutora. Con mucho cuidado Xing escupió el corazón cargado de veneno mortal a punto de explotar y cedió la presa a su hermana aterrorizada. Ante la negativa miró a Lau que rápidamente se abalanzó y dio un buen bocado. Seguida, Xing hizo lo mismo y volvió a ofrecer el manjar a su hermana que finalmente se atrevió. Rapidamente dieron cuenta del suculento animal. Animadas por este acontecimiento volvieron a sonreir y Ran pidió a su hermana Xing que cazara otro. Esta vez fue más difícil y la tensión se repitió en el momento de extraer el corazón, pero el festín continuó varias piezas más hasta que no pudieron seguir comiendo. Por la tarde las tres hermanas dormían en la orilla tranquilas y con las tripas llenas. Fue entonces cuando Xao Tzen uno de los pocos pescadores del pueblo las descubrió. Al ver el resto de los calamares diseminados por el suelo creyó que las hermanas habían muerto como sus padres. Justo cuando iniciaba la carrera hacía la aldea gritando su muerte Xing despertó y le frenó. Entonces le contó lo que habían comido y este no dió crédito hasta que Xing cazó otro calamar y le extrajo el corazón de una dentellada. Xao Tzen no podía creer lo que veía y le pidió a Xing que cazara más para él, ella y sus hermanas dormirían en su casa a cambio y no les faltaría abrigo ni un buen plato de calamar por supuesto. Xing miró a sus hermanas y aceptó. Cuando Xing se disponía a atrapar más vio como sus dos hermanas ya habían hecho lo mismo. Con sorpresa observó que las dos, primero Ran, la más atrevida, y después Lau, tenían su misma habilidad. Al final de la tarde, agotadas, habían pescado tantos calamares como para hacer una gran fiesta. Y eso es lo que hubo esa noche. Aunque después de tan intensa jornada las tres acabaron dormidas abrazadas. Así se hicieron conocidas y la gente venía desde muy lejos para comprar los sabrosos calamares antes prohibitivos. Un día en el puesto del mercado, donde la gente acudía a comprar y también conocer a las famosas hermanas, una mujer les pidió que extrajeran el corazón de uno calamar para que lo vieran. Ran, alegre, se adelantó y quizá por descuido, al extraer el corazón lo mordió demasiado fuerte de tal manera que el veneno negro se desparramó por su boca. Sus hermanas aterradas la miraron, y el pueblo entero enmudeció. Ran se quedó quieta esperando la muerte, pero nada ocurrió. Entonces Xing cogió un calamar y hizo lo mismo, seguido Lau. Las exclamaciones fueron aumentando pero nada pasó. Estaba claro que cada animal que habían matado les había inmunizado, quizá una mínima parte del veneno siempre se escapaba, insuficiente para matar pero si para que actuara a modo de vacuna. Lo único que había cambiado eran sus dientes ahora negros por el veneno. Después de este acontecimiento muchos empezaron a decir que las tres hermanas habían hecho un pacto con el rio Tao a cambio de sus almas. De pronto nadie quiso más sus calamares por miedo a estar vendiendo su alma también, ya que poder saborear esos manjares tan fácilmente, sin dar nada a cambio, no podía ser señal de nada bueno. Además sus dientes ennegrecidos fueron tomados como una señal inequivoca de que las hermanas estaban endemoniadas. Sin comprender una vez más porqué el destino les daba y les quitaba tan rápido la felicidad las tres hermanas tuvieron que abandonar el pueblo rio arriba. Allí aun había gente que no las conocía y aunque seguirían comiendo lo que el rio les daba, ya nunca desvelarían lo que a partir de ahora sería su secreto.


Fin

Comments

Iván Payá said…
Te empeñas en ver ese tipo de pelis en las que Bruce Willis se descuelga por un rascacielos y te ríes de las pelis orientales en las que "hay que observar cómo la cámara se mueve como si fuera un personaje más". Pues resulta que aquí te ha salido el embrión de una de estas últimas, de las que habitualmente te descojonas, cabronasso... Kim Ki-Duk y Tsai Ming-Liang parten de historias como ésta. Y ganan premios en Cannes.

Fantástica historia. Ríndete a la evidencia. Te empeñas en ver cine suarzenaguesco y dentro llevas un Kiarostami dormido. Tú mismo. Las pegas, que alguna hay, te las digo en privado.

Abrazos, nene. Ah, y gracias...
Olwen said…
Verdaderamente, si la historia es tuya (y así lo supongo) llevas un Kiarostami dentro. Cómo me ha gustado... En un día tan difícil para mí, has conseguido mantenerme en vilo y al margen de mi preocupación.
Gracias y bendita locura!!
Alex said…
Joder Olwen, gracias tio/a, me he emocionado.
Olwen said…
Durdden, guapo, ¿te han abducido?. A lo peor yo estoy medio esquizoide, pero juraría que he leído entradas posteriores a esta. Me voy a empezar a preocupar, porque o mi bola de cristal ha empezado a funcionar, o has contado que fuiste tío de un niño precioso...

Vuelve!! Porfa que sea antes de Navidad.
Alex said…
Lo hare Marpessa, por ti y por todos los niños de este planeta a los quue no voy a dejar al antojo de cualquier pederasta o amigo de lo joven. Este finde escribo una de esas que os partis la caja y comentais en casa lo gracioso que es Durdden y que no os explicais como no es multimillonario.

Un beso mujer, y otro para Olwen, que sois mu majas las dos.
Olwen said…
Ya están aquiiii... Me refiero a las fiestas de Navidad. Joe, Durdden, que sé que sigues en el planeta y prometiste volver a escribir. Halajó!!
Anonymous said…
Preciosa historia, lo mejor que he leido en un blog, y al final me quedé con ganas de mas.
:)
salu2 y no dejes de escribir, yo tu que haría un libro, el talento se te escapa por encima de la ropa.

jdg
Anonymous said…
Pero y estos calamares entonces... Los podemos comprar o no? Muy bueno

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