Sir Angola RockanRolla: una historia épica

 

Permítanme que les presente en esta hora

Al inefable Sir Angola Rockanrolla

Siempre con una golden en la mano

Nunca probó una cola

Nacido y criado en medio de un apocalipsis zombi

Aprendió a sobrevivir en un mundo de muertos vivientes

Leyendo cómics y mascullando entre dientes

Las tres palabras que resonaban en su cabeza

Power, rock y cerveza

De dónde sacó su nombre, no me acuerdo

Creo que de un mapa antiguo colgado al lado de su espejo

Aunque no era fan de su reflejo

A lo largo de los años se fue convirtiendo

En un hijodeputa sin complejos

Elvis touppe hecho de macramé

Chaqueta de cuero con más de cien tiros

Y una Harley hecha con los huesos de sus enemigos

Escuchando el mejor rock todo el día

Con una Golden Promise bien fría

Aprendió a tocar de oído su guitarra

Siempre con ella colgada a su espalda

Por si: “la inspiración se me apodera

o hay que librarse de un par de horteras”

Así es cómo llamaba a los pútridos vagabundos

A los que despachaba con un golpe de su fender certero

Armada con cuchillas de acero

y la fuerza de sus brazos furibundo

Una combinación perfecta de precisión y odio

Sir Angola vagaba por este mundo

Evitando contacto alguno

con humanos y demás seres racionales

Al fin y al cabo,

del cataclismo eran ellos los responsables

Pero Angola tenía una misión

encontrar el remedio que pusiera en remisión

este mal encarnizado

que convertía a los hombres en muertos vivientes

ojos inyectados en sangre, carne podrida y torcidos los dientes

encontraría a su madre y la salvaría

y ya nunca nada los separaría

Fue durante uno de sus tours, en busca de alguna pista

cuando se topó con una cuadrilla de asquerosos turistas

que trataban de comerse el cerebro de una dama.

Con un golpe de guitarra y un mandoble rabioso

Libero a la mujer de sus captores babosos

Ella le pidió que la llevase con él

“Te he salvado la vida. Ten cuidado o perderás la piel...”

Trataba de se amable cuando...

algo inesperado lo detuvo en seco

Al descubrir el rostro de su admiradora

Jamás había visto una criatura tan radiante

No por bella, por alucinante

Como si de sus ojo salieran rayos y centellas

Angola quedó ahí parado,

sin nada que añadir, excepto claro

Una especie de sonrisa extraña

Fue un intento, no era su mejor maña

Mientras de su guitarra se escurrían

los restos sanguinolentos

De los cuatro elementos

Que había despachado hacía un momento.

Ante tal situación,

De silencio incómodo y muda confesión

Ella fue quién rompió el hielo

“Mis Naples es mi nombre, si no te lo he dicho antes”

Y sin titubeos, ni miedos

espetó de nuevo a su extraño caballero andante

“¡Eh, tú! ¡RockAnRolla!”

“Pásame una cerveza y cántame algo sobre tu vida a solas”

Una lata le llegó volando

Rock IPA de contrabando

Un primer acorde, un carraspeo

Y aunque empezó algo feo

Poco a poco lo fue clavando

Y las palabras brotaron de su garganta

Sobre su vida y su leyenda

Rockeando cada vez más suelto

Y algún gallo, en determinado momento

Cantar le ponía contento

Día tras día se fue alejando de su rumbo

Atontado y dando tumbos

Empezó a sentir algo que pensaba para él vetado

Se había... ¿enamorado?

No es que su hubiera prometido

Pero el mundo ya no era el mismo lugar, frío y sombrío

Al contrario, colores y armonía y una melodía

Que decoraba cada día con una nueva canción

Mas, había un pequeño detalle del que Miss Naples no era consciente

Angola no era un hombre corriente

Estaba vivo, sí

Pero también conocía el frenesí

Del mundo de hades, que no era color carmesí

Pronto se dio cuenta que algo oscuro escondía Angola

Quién poco a poco fue decayendo

Hasta que un día sus rodillas se doblaron

Y gritó al mismo tiempo:

“¡Ayúdame amor, estoy muriendo!”

desmayado en el suelo y casi muerto.

Sin pensarlo mucho y con un rápido movimiento

Miss Naples arranco la camisa de su amado, tirado en el pavimento

Ante ella nada más que un negro agujero

Grande y hondo era el daño

Y lo estaba consumiendo

La solución no era segura,

Más no se lo ocurrió otra cosa

Que incrustar su mano en su propio torso

Y extraer su palpitante absorto

Enorme, sanguinolento y radiante

Esta mujer tenía un órgano notable

Le tomó un segundo para evaluar el procedimiento

y seguido lo partió en dos pedazos iguales

“Mitad para mí y mitad para mi amante”

En el pecho de Angola encajó como un guante.

Tras unos días postrado, despertó de su coma

Ahora tenía una gran cicatriz que marcaba la zona

donde antes no había nada, solo sombra

Y ahora lo llenaba el sol y la luna.

Pronto volvió a cabalgar su montura

Con una pasajera nueva agarrada a su cintura

Que cuidaría de él, sin importar la circunstancia

Amor del bueno, felicidad y certeza

De que nunca les faltaría... ¿Una cerveza?

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