LA BOMBA segunda parte

Antes de nada, ESTAIS TODOS!!! SHAKTIIII!!! que luego me dices que si te dejo a medias. NEPOMUUUUK!!!! ayyyy!, de verdad que paciencia hay que tener. Bueno que va:

Ese día acabó cuando nos llamaron nuestros padres por megafonía para que acudieramos al coche. La semana se hizo larga en el colegio entre clases y examenes de fin de curso. El viernes por la noche casi no duermo y el sábado me desperté de un salto, desayuné y me preparé el bañador y la toalla para coger el autobús al tenis.

Yo llegue muy pronto así que esperé a Angelito dándome un baño y comiéndome un helado. En cuanto llegó fuimos a ver a Fernando, el socorrista, para preguntarle cual era la mejor manera de entrar al cuartel y por supuesto el mejor momento. Dada la hora que era nos dijo que esperáramos a después de comer y que entráramos por la puerta principal, que como ya nos había contado aquello estaba abandonado. Así que esa tarde fuimos los dos, en bañador y zapatillas, saltamos la valla del club, ya que por la puerta no nos dejaban salir y nos encaminamos hacia la entrada principal del cuartel tal y como nos había indicado Fernando. En cuanto llegamos supimos que era el sitio, dos columnas que terminaban en dos obuses pintados con la bandera española daban la bienvenida al cuartel. Al no ver a nadie continuamos por el camino de tierra hacia el interior con cautela. Angelito divisó a nuestra izquierda dos hangares, almacenes o que se yo, que, según él debía ser donde estaban las municiones, armas y demás. Nos acercamos y en seguida vimos la manera de entrar. Una de las ventanas estaba abierta y era lo suficientemente grande para que pasaramos los dos.

Hasta el momento la historia de Fernando era cierta, allí no había nadie y, cuando entramos en aquel almacen, estaba lleno de munición de todo tipo. Una mesa enorme de madera llenaba la sala. Sobre ella lo que parecían cinco proyectiles de color negro. Después del pasmo inicial cada uno se fue por un lado. Yo en seguida encontré balas enormes de ametralladora y Angelito desapareció en otra habitación. Como sólo llevaba el bañador y no me cabía todo comencé a hacer una pequeña selección "cinco balas de ametralladora, otras cinco de esta caja que dice 9mm parabellum, estas son muy chulas..." después de eso continué mi busqueda, esta vez, de una pistola, una escopeta un fusil, algo. En ese momento llegó Angelito con algo mejor: "mira lo que he encontrado", "en la caja decía mina de maniobras". El artefacto en cuestión era dorado en forma de seta con una rosca en la base y una anilla. Ahh y no había cogido uno había cogido dos. Aquello sonaba bien dos "minas de maniobras". Saciados con nuestros hallazgos decidimos volver. Una vez de vuelta enseñamos todo a Fernando. Nos explicó con detalle de que era cada bala y ante las "minas de maniobras", dado que era eso lo que Angelito había leido, dijo que aquello se utilizaba en adiestramiento moderno, minas que cuando las pisas hacen ruido pero no explotan ni nada. No podía ser mejor, no habíamos encontrado armas pero esto lo superaba todo. Entonces nos llamaron por megafonía, era la hora de irse, nos habíamos pegado toda la tarde en el cuartel y era tarde. Pero antes Angelito tuvo una idea "vamos a quitar la anilla a una y la tiramos al campo de rastrojos que hay al otro lado de la valla". Yo, como siempre con mi capacidad de análisis y sopesando los pros y los contras de lanzar un artefacto explosivo a un campo de rastrojos dije "vale". Y así lo hicimos. LLegamos a la valla, Angelito dudo "no, lo dejamos para otro día", segunda llamada por megafonía, Angelito: "la tiramos". Puso la mano en la anilla y, "no, vamos a dejarlo". Unos segundos pensando en silencio y, tercera llamada por megafonía " a la mierda", Angelito tiro de la anilla y como un auténtico soldado de élite tiro la dichosa "mina de maniobras" que voló por encima de la valla y cayó al campo de rastrojos. Nosotros nos miramos y nos lanzamos al suelo. Entonces...

CONTINUARÁ...

Lo siento es que me canso, sed pacientes.